lunes, 21 de julio de 2008

Lo que podemos rescatar de Mercedes Bunz en "La utopía de la copia".

Utopía, copia, repetición.

Teniendo en cuenta el contexto anterior, se nos hace necesario establecer un punto de arranque. Debemos “reiniciar” nuestro “sistema operativo”. Tengamos en cuenta los últimos 18 años. Las formas de comunicarse, sin duda, han cambiado. A donde miremos nos encontramos con innovaciones tecnológicas y comunicacionales. Esto no es ninguna novedad. Debemos retener por un momento, la mirada en los cambios comunicacionales a nivel interpersonal. Y dentro de ellos nos debemos fijar en la reproducción de la información entre los individuos. La importancia reside en que la “fuente de la información” ya no proviene solo de un lugar central, las redes son dispersas. El flujo de las comunicaciones, y por tanto, de la información, es disperso. Hoy en día los usuarios más que nunca son “re-productores de información”, en el sentido de que pueden duplicar, copiar, la información. Y este refinamiento de la técnica implica un cambio de lógica. Lo que merodea por Internet es un fantasma, ese fantasma llamado Utopía.

Quien se refiere con bastante claridad acerca de la relación de la Utopía y la tecnología, en la forma de copia idéntica, es Mercedes Bunz. Teniendo en cuenta, como trasfondo, la disolución de los Estados Socialistas o comunistas, iconizados con la caíada del muro de Berlín, por un lado. Y por consecuencia, el pronunciamiento del “fin de las utopías”, por el otro. Bunz afirma “La política desfigura el presente con una inevitable lógica de la racionalidad. Transforma las utopías en programas[1]. El rol de las utopías había sido mantener en jaque el presente, para desordenarlo”. Pero con el capitalismo como vencedor indiscutido, el “fin de las utopías” ha sido sentenciado. Y por tanto, “Es justamente la utopía como promesa, la promesa como instancia performativa lo que hoy ya no tiene lugar[2]. (…) … la utopía se ha transformado en un terreno público abandonado[3]. Sin embargo, y para pesar de algunos, las utopías no han muerto. Antes bien, deberiamos pensar que se han retirado, por decirlo de alguna manera. Recordemos que Internet es una herramienta que ha sido creada gracias a un conjunción, bastante numerosa, de técnicas. Internet como herramienta ha sido posible gracias al desarrollo simultaneo y paralelo, de las técnicas de comunicación modernas. Y en este desarrollo, en sus inicios, podemos encontrar un fulgor utópico. Sobre todo en relación a su masificación. Así como el lema de las “Panteras Negras” rezaba: “Power to the people[4]”, el tema de los inicios de la “red” sería: “Information to the people[5]”. Y de este fulgor, “Lo que se observa es que las ideas utópicas en el sentido de la tradición comunista reaparecen hoy en un lugar completamente distinto, como es el discurso en torno a lo digital.[6]Es más, la utopía parece haber encontrado un nuevo lugar dentro de la red[7]”. La sentencia del fin de las utopías significó un inevitable “retorno a lo real”. Parasafraseando a “Morfeo”, personaje de la película “Matrix”, significó un “Bienvenido al desierto de lo real”[8].

Volvamos por un momento a la información, a su circulación, a su duplicación. Volvamos entonces a la copia. Según Mercedes Bunz, tiene una intrincada relación con la cultura. “Y esto de dos maneras: por un lado, las distintas técnicas de copia han determinado las posibilidades de una cultura y, por otro, el valor mismo que se le atribuye a la copia en un orden cultural ha ido mutando”[9]. Internet esta al nivel de creación de herramientas como la imprenta, y todo lo que significó en las formas de comunicación y difusión de la información. Y si la imprenta hizo posible la distribución de la información, a través de la copia autorizada, la novedad de Internet, y lo que sabemos es central como idea utópica, es que la distribución de la información deja de ser necesariamente a través de una “copia autorizada”. La técnica misma de “copiar” ha cambiado, surge la copia idéntica. Las copias digitales son idénticas. (…) Con la digitalización se vuelven irrelevantes el ajuste a una forma originaria y la unicidad de esa primera forma. (…)Con la copia idéntica se modifica la calidad de las relaciones establecidas entre original, copia y serie. (…) … la diferencia entre original y copia, el hecho de ajustarse a un modelo, es atacado por la duplicación de la copia idéntica”[10]. Para ejemplificar lo anterior, Bunz recurre al arte fotográfico como ejemplo. Es a través del “arte apropicionista” que podemos ver la incidencia de la copia idéntica en el arte. En la obra de arte, como la conocemos tradicionalmente, hay un orden: el original y luego la copia. En las obras modernas de arte, que podemos apreciar hoy en día, hay una co-autoria, por así decirlo. Lo que esta en relieve es la calidad de la autenticidad de las obras, la cual “ya no está reñida con la reproductibilidad técnica. Todo rasgo representacional asociado a una relación entre original y copia se suprime. (…). La lógica de la representación es disuelta por la lógica de la repetición”[11]. Y aquí encontramos el paso de “la representación” a “la repetición.

Volvamos ahora, por un momento, a los albores de Internet, de su masificación como herramienta de “acceso a la información” y de comunicación. Indudablemente en el ámbito de la comunicación, durante los años 90, el “e-mail”, o, correo electrónico, fue lo primero que nos deslumbró. Y en el ámbito de “acceso a la información”, como hemos visto, es la copia digital la que nos deslumbra. Del “e-mail” se han creado aplicaciones como MSN, entre otros. De la copia digital se ha creado el “FileSharing[12]”. Aplicaciones como MSN y sus variantes, ayudan en la organización de datos comunicacionales – cuentas de “e-mail” en primera instancia, y a través de ellas, la comunicación con los usuarios que las poseen, en segunda instancia. Aplicaciones como Napster y sus variables, ayuda a “organizar la falta de localización de los datos digitales[13]”, en primera instancia, y a la difusión y circulación de los datos, archivos de información, en segunda instancia. Centrémonos en Napster y el “FileSharing” por un momento. “Por estar organizado técnica y legalmente en relación con un centro, Napster fue atrapado por la lógica de la representación de la que, por otra parte, nunca había salido por completo. En cambio, aquellos programas que evitaron ajustarse a un centro …. y otros que sólo utilizan la técnica peer to peer[14] ( de par en par) y se organizan en forma de redes dispersas…[15]”, aun siguen activos. Esta es la diferencia entre como Napster, y Kazaa o Ares, que son aplicaciones descentralizadas. Sin embargo, lo centra aquí es que “La reproducción escapa a todo control porque la organización de la reproducción misma se vuelve a repetir”[16], constantemente. ¿Y que significa lo anterior? Pues significó que la atención se centrará desde entonces, de forma incisiva, en la propiedad, y en un tipo de propiedad en particular; a saber, la propiedad intelectual.

La difusión de música, su copia, es actualmente una realidad ineludible. Los programas “peer to peer[17]” son hoy lo que Napster fue en su época. A diez años del inicio de Napster, el mercado de los reproductores de música se ha establecido y expandido constantemente. Y esto gracias al formato de música conocido como MP3. Básicamente, música comprimida, de peso ligero, y por tanto, sumamente transportable y transferible. Se saltan así todas las normas en relación a los “derechos de reproducción”, y de autoría, como ya hemos apreciado. El “copyright”, el “derecho a la copia” es amenazado. La copia amenaza directamente a la propiedad. “La propiedad intelectual se destaca por su capacidad de ser copiada, reproducida. Y esa capacidad representa una instancia de peligro para la concepción de propiedad[18].” Lo que podemos apreciar en la difusión de la música, es que la copia idéntica “irrita la concepción tradicional de creación artística, y más aún: irrita la concepción clásica de trabajo que se transforma en propiedad.[19] ” Al ser imposible detener la reproducción técnica de la copia, la propiedad intelectual se vuelve central. Y “En cierto sentido, la instancia de la censura en el copyright, en tanto “derecho a la copia”, en cuanto autorización real de poder reproducir algo, ha dejado de ser una censura política y se ha convertido en una censura económica. Haciendo uso de la ley, esta censura intenta impedir una repetición al encerrarla…. (...)…., al tratar de avasallar la repetición inherente a toda propiedad intelectual, como lógica descendente y suplementaria: porque no existe lo que no tiene autorización para existir[20].” ¿Quiénes son entonces los que autorizan lo que puede existir? ¿No son acaso aquellos que se apropian del trabajo, del objeto producido?

Recordemos brevemente la concepción de alienación, o, enajenación de Marx, respecto al trabajo. Tradicionalmente la alienación descrita por Marx relata que los trabajadores estan alienados por que no trabajan para satisfacer sus necesidades, no trabajan para si mismos, y para aceptar esta condición se vuelven trabajadores asalariados, este el primer movimiento. Lo anterior produce que los trabajadores asalariados sean alienados del objeto mismo de su trabajo, por tanto, no se reconocen en él. Recordemos es propiedad del capitalista y este puedo hacer con el lo que le plazca, este es el segundo movimiento. Además, las relaciones de trabajo entre trabajadores asalariados es fragmentada, según el ejemplo clásico de la producción en serie, la correa de montaje, no hay cooperación solo producción de los trabajadores. Estos últimos se vuelve piezas cambiables dependiendo del tipo de trabajo que realicen, este es el tercer movimiento. Y el cuarto momento completa la enajenación, los trabajadores están alienados de sus propias capacidades, las capacidades de los trabajadores son invertidas en la producción, los trabajadores por tanto están enajenados de potencial personal, si se prefiere humano. Los que nos debe llamar la atención acá es el segundo movimiento, el momento en que el trabajador es alienado de su objeto. El momento en que el capitalista se “apropia” de él, y de un valor en el mercado dependiendo de su uso, y de su cambio. ¿Qué relación tiene esto con la copia idéntica? La copia idéntica digital, nos anuncia a gritos un punto de fuga en este proceso de alienación. Puesto que encontraríamos en él su contradicción, su propia superación. Este punto de fuga es lo que Bunz reconoce como una “exterioridad para sí” de los objetos creados.

Esta “exterioridad para sí” de los objetos, este punto de fuga, indica la independencia de los objetos respecto de quienes los producen – los trabajadores, por un lado, y de quienes intentan apropiarse de ellos – los capitalistas. Sabemos que los objetos son puestos en el mercado con un precio, que depende de su valor de uso y de su valor de cambio. Lo que se hace trizas con la copia idéntica en la concepción tradicional de propiedad en el proceso de trabajo. “Porque, además, el valor que el trabajo ha puesto en la materia debe conservar su valor en ausencia del productor, artista o trabajador, como una “exterioridad existente para sí” en otro lugar, en posesión de otro, casi en otro contexto.[21]El objeto crea sus propias condiciones de repetición, “en otro lugar, en posesión de otro”. “La independencia de la forma, su estabilidad fuera de mi alcance, una estabilidad que no es otra cosa que su potencial repetición, está basada en la diferencia.[22] Podríamos pensar que la copia idéntica debería borrar la diferencia pero, “La copia idéntica no borra simplemente esa diferencia, al contrario: tiene lugar en el interior de la diferenciación. (…) La diferencia sigue existiendo, porque se trata de dos copias, aunque realmente no haya diferencia entre ellas.(…) Produce diferencia sólo a través de la repetición de datos idénticos. La novedad esencial reside en la inexistencia de una oposición. La oposición entre original y copia es reemplazada por la duplicación”[23]. En este punto podemos apreciar que el fulgor utópico de Internet tiene su propio destello. Es esta la importancia de la copia idéntica digital, pone en entredicho no solo la tradicional visión sobre la autoria de una obra, sino que sobre la propiedad misma. En el momento en que los trabajadores son separados de los objetos que producen, en el momento en que son apropiados por el capitalista, vale decir en la alienación. “Y precisamente en esa alienación, precisamente en ese “nunca poder lograr nada” de la apropiación se esconde un elemento de resistencia contra el capitalismo, se esconde la posibilidad de hacer visible la trampa de su lógica suplementaria. La propiedad no es algo que les corresponda naturalmente a las personas.[24] En este momento, el fulgor utópico convertido en destello se transforma ahora en luz. La copia idéntica nos alumbra a gritos un hecho del cual hemos hecho la vista gorda durante mucho tiempo, repitámoslo para que no pase, “la propiedad no es algo que les corresponda naturalmente a las personas”.

Volvamos ahora a la propiedad intelectual y su relación con la programación de software, por ejemplo. Recordemos que Bunz nos ha hablado de una “progresión sin centro”, ¿Cómo es posible esto? Veamos como el software altera la producción, primero en el tiempo, y luego en la propiedad. La programación tradicional de software se basa en la utilización de códigos y protocolos. Por lo general, el software es protegido bajo la forma de propiedad intelectual conocida como “Licencia”. Y de esta manera, para que se pueda efectuar una actualización al software, cualquiera sea su mejora, es necesario tener la “primera versión”, conocido por lo general, como “Programa X: Versión 1.0”. El primer cambio que introduce el “software” en el tiempo, es que nunca se entrega un trabajo final, sus actualizaciones son constantes. De esta manera, “la producción de software se rige por el principio de no proveer nunca un producto terminado sino sólo una versión. (…)El cambio continuo es uno de los principios internos del software y es el que asegura su función”[25]. El software que conocemos, tradicionalmente, funciona de esta manera con un código cerrado, el que le permite controlar la copia de su producto, entregando versiones oficiales por tanto, y asegurando su función. Muy por el contrario, el software que funciona con “Open Source[26]”, garantiza la mejora constante del software de otra manera, no oficial. El código fuente original es publicado para que otros usuarios puedan modificarlo y volver a distribuirlo. De esta manera, las actualizaciones del software pueden ser realizadas por los usuarios, quienes de forma mucho más rápida que la tradicional, mejoran el software. Bunz se refiere a esto cuando afirma que el código abierto “no sólo inscribe la posibilidad de la repetición como el estatus del programa, sino que también establece el principio de una progresión en el plano temporal. Recién entonces puede la reproducción escapar a los últimos restos de la representación, recién entonces la reproducción se instala en el interior del código, en el interior mismo de la tecnología para redefinirla según una lógica de la repetición, según una progresión sin centro, y desplegar así el potencial utópico de la copia idéntica”[27]. Como podemos apreciar el software nos sirve como ejemplo de la “progresión sin centro”. Cambia el tiempo de producción dilatando el proceso del mismo, no entregando un producto final. Además, la propiedad intelectual parece estar dando un giro, o por lo menos retomando el aire, con la creación de software con código abierto, una iniciativa que ya lleva diez años. Hemos de esperar que de aquí a poco los frutos puedan ser cosechados.

Retorno a la Utopía 2.0

Hemos visto como la Utopía, su fantasma, marca presencia en Internet. La copia, la propiedad, la reproducción, la representación y la repetición son los nodos que conforman su red. La propiedad intelectual trata de imponer la lógica del original y la copia pero le es, como hemos visto, imposible. El capitalismo no ha escatimado esfuerzos en su afán de apropiarse de la tecnología digital. Sin embargo, no olvidemos que es el mismo capital el que ha llevado la copia al estado que hemos visto acá. Si se ha sentenciado el fin de las utopías, deberíamos sentenciar también el fracaso de la apropiación de la tecnología digital por parte del capital. Como hemos afirmado ha habido un cambio de lógica, de la representación a la repetición, entra en juego la técnica de copia. El desarrollo económico del capital ha creado en el desarrollo tecnológico la posibilidad de la copia idéntica digital. Hemos visto como la copia despliega su potencial utópico poniendo en entredicho cuestiones centrales en ámbitos como: el trabajo, la propiedad, el tiempo, entre otros. Podemos hablar entonces de una “era digital”, como la era de la copia idéntica. Y esta última, encuentra su lugar utópico en Internet. La copia idéntica digital de Internet “Ha atacado la lógica dominante de la economía demostrando que existe un lugar donde las cosas funcionan de otro modo, cuestionando así el orden acostumbrado y supuestamente “natural”. (…) La copia idéntica puede ser leída como un signo utópico: las reglas no seguirán siendo iguales porque hay un lugar, un lugar u-tópico, un lugar sin localización, que interrumpe esas reglas.[28] Este es el fantasma de la Utopía que ronda en Internet. La utopía de la copia.


[1] Bunz, Mercedes, “La utopía de la copia: El pop como irritación”, “Primera Parte: La utopía de la copia”, Pag., 11 y 12, “Editorial Interzona”, Buenos Aires, Argentina, 2007.

[2] Slavoj Zizek habla de algo muy parecido al principio de su documental.

[3] Ibidem, Pag., 11 y12.

[4] “Poder para la gente”.

[5] “Información para la gente”.

[6] Ibidem, pag., 11 y 12.

[7] Ibidem, pag., 11 y 12.

[8] Slavoj Ziziek titula así un capitulo del libro “A propósito de Lenin”.

[9] Ibidem, Pag., 16.

[10] Ibidem, pag., 16, 17, 18 y 19.

[11] Ibidem, pag., 16,17,18 y 19.

[12] Literalmente: “Compartiendo Archivos.

[13] Ibidem, pag., 19 y 20.

[14] Esta técnica no depende de una “central” desde donde se redireccionan los archivos, en cambio, la información fluye solo cuando los usuarios están conectados, no hay un punto de almacén central de la información. Las redes creadas de esta manera son esporádicas pero repetibles, y en la repetición esta la posibilidad de encontrar la información que se precisa, o, en este caso, el archivo de música que se desea.

[15] Ibidem, pag., 19 y 20.

[16] Ibidem, pag., 19 y 20.

[17] De “par a par”.

[18] Ibidem, pag., 60.

[19] Ibidem, pag., 61.

[20] Ibidem, pag., 60.

[21] Ibidem, pag., 62.

[22] Ibidem, pag., 63.

[23] Ibidem, pag., 16,17,18 y 19.

[24] Ibidem, pag., 63 y 64.

[25] Ibidem, pag., 21 y 22.

[26] Código abierto, se refiere al software distribuido y desarrollado libremente, ya que su código fuente original es compartido.

[27] Ibidem, pag., 21 y 22.

[28] Ibidem, pag., 22 y 23


Escrito por Rodrigo Díaz.