El ejercicio de la lectura puede suponernos dos instancias: una física, que correspondería al acto de mirar con los ojos lo que esta escrito; y otra síquica que correspondería a la capacidad de entender o hacer una conciencia de aquellos trazos de tinta ordenados sobre el procesado de madera llamado papel…
Entonces, lo que determinaría efectivamente la capacidad de lectura en conjunto de un determinado lector sería la cantidad de veces que el ojo aprehende las formas que adopta la tinta en el papel (palabras-grafemas-significantes) y las interpreta conscientemente. O digamos que lo determinante seria la cantidad de veces que se mira físicamente el papel con lo que se aseguraría su comprensión.
¿Qué justificación podría tener esto?
Nada más que la tardanza de la conciencia en captar tal proceso y luego de verse a si misma viendo el proceso.
El hecho explícito seria la anécdota casi universal, me permito decir, de: “no saber que sí sabemos”. Como cuando tratando de esbozar una explicación de cierto argumento, de la “nada”, emerge, haciéndonos notar que más de algo sabíamos, algo que ha quedado efectivamente registrado “en” nosotros. Ese algo, que se hace consciente en el momento de la explicación ya estaba “en” nosotros pero aprehendido de otra manera, una manera, diremos, inconsciente para mantener el efecto individual necesario. De otro modo podemos también decir que “eso” estaba “en” nuestro cerebro (lugar físico) pero no en nuestra conciencia (lugar psíquico). Esto deja abierta la interrogante acerca del conocer considerado como una aprehensión consciente de algo externo versus un re-conocimiento de algo que ya conocíamos pero se encontraba en estado de latencia “en” nosotros…
Entonces, lo que determinaría efectivamente la capacidad de lectura en conjunto de un determinado lector sería la cantidad de veces que el ojo aprehende las formas que adopta la tinta en el papel (palabras-grafemas-significantes) y las interpreta conscientemente. O digamos que lo determinante seria la cantidad de veces que se mira físicamente el papel con lo que se aseguraría su comprensión.
¿Qué justificación podría tener esto?
Nada más que la tardanza de la conciencia en captar tal proceso y luego de verse a si misma viendo el proceso.
El hecho explícito seria la anécdota casi universal, me permito decir, de: “no saber que sí sabemos”. Como cuando tratando de esbozar una explicación de cierto argumento, de la “nada”, emerge, haciéndonos notar que más de algo sabíamos, algo que ha quedado efectivamente registrado “en” nosotros. Ese algo, que se hace consciente en el momento de la explicación ya estaba “en” nosotros pero aprehendido de otra manera, una manera, diremos, inconsciente para mantener el efecto individual necesario. De otro modo podemos también decir que “eso” estaba “en” nuestro cerebro (lugar físico) pero no en nuestra conciencia (lugar psíquico). Esto deja abierta la interrogante acerca del conocer considerado como una aprehensión consciente de algo externo versus un re-conocimiento de algo que ya conocíamos pero se encontraba en estado de latencia “en” nosotros…
2 comentarios:
es lo peor del mundo esta pagina
Jeem La netha son basura sus pendejadas que publicas pongan algo que sirva no mamen se pasan de pendejos
la neta Bitch
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