miércoles, 10 de septiembre de 2008
Sobre la información: Contornos de la cultura global de la información
a) Introducción
Marge Simpson
¿Por qué no publicas tu poema?
Lisa Simpson
¿Publicarlo yo misma? Ay, porque no, podría escribir todo un
periódico dedicado a la roca. Seria una editora como “Katherine Graham”[1].
A lo largo de este escrito nos hemos referido con soltura a los flujos de información, sin ahondar mucho en el tema. Debemos ahora, por un momento, pensar en la información, en sus flujos y en la forma actual que manifiesta, aceleración y compresión en primera instancia. En una segunda instancia, quizás la más afectada de estos cambios, está la “reflexividad”, la reflexión. De los flujos de información podemos reconocer “zonas vivas y muertas”, “domesticadas y silvestres”. Si la información fluye tiene que tener un soporte que se lo permita, y ese soporte -al parecer- desde siempre ha sido la tecnología, la técnica si se prefiere. No es novedad, la tecnología es una pieza central en la actualidad. Veremos más adelante la conformación de “formas tecnológicas de vida”. Y de cómo, de esas formas tecnológicas se sedimenta una “cultura global de la información”. Nos enfrentaremos nuevamente al concepto de crítica, y lo someteremos a escrutinio. Hemos visto cómo se abrieron las fronteras del arte, en cierta manera las fronteras de la información se han abierto a la compresión, a la aceleración, por tanto, a la fragmentación. Internet es hoy en día una fuente indiscutida de información, incluso frente a otros medios como: la televisión, la radio, o los diarios[2]. Utilicemos una vez más a Internet como excusa para que podamos trazar los contornos de la escurridiza “cultura global de la información”.Empecemos este recorrido, evoquemos aquí a Scott Lash.
Hemos afirmado con anterioridad que la época actual se caracteriza por el formato de la copia idéntica digital. En líneas generales, pensemos la actualidad como la “era digital” que es. La era digital tiene su soporte en los flujos de información, los flujos a su vez tienen su soporte en la tecnología. Pensemos la “era digital” como la “era de la información”[3]. Bajo estos términos adentrémonos en la “sociedad de la información”. “Esta debe interpretarse aquí en marcada distinción de otras categorías socioculturales anteriores, como la narrativa, el discurso, el monumento o la institución. Las cualidades primarias de la información son el flujo, el desarraigo, la compresión espacial y temporal y las relaciones en tiempo real. En este sentido, no excluyente pero sí fundamental, vivimos en una era de la información[4]”. Se nos hace necesario, en este punto, establecer algunas precauciones. El término “Sociedad de la información”, a contrario del de“Posmodernismo”, no indica la sucesión de otro tiempo. Lo que principalmente indica es la regla dominante, la información. Y la información nos permite apreciar, esta nueva regla, y el desorden que produce. “Así, una “arquitectura informacional” es una arquitectura de flujos y movimientos y alienta las relaciones en tiempo real por encima de las distancias; es una arquitectura de la descontextualización, de la compresión de tiempo y espacio[5]”. De ello, podemos evidenciar la contradicción de la sociedad de la información. “Antes que nada, tal vez sea necesario considerar la paradoja de la sociedad de la información. Esto es, cómo una producción tan racional puede resultar en la increíble irracionalidad de las sobrecargas de información, la información errónea, la desinformación y la información descontrolada. Se juega aquí una sociedad desinformada de la información[6]”. La información ha sido comprimida, ha sido fragmentada. En otras palabras, hoy en día fluye a través de “bits” de información, y en Internet los “bits” fluyen de forma desordenada. Por otro lado, la información pierde, en parte su valor, o, si se prefiere, existe información cuyo valor es excesivamente corto. Ello produce un exceso de información. “La producción altamente racional y con uso intensivo del conocimiento resulta en la proliferación y los flujos casi anárquicos de información[7]”. La noticia, por ejemplo, como mero acontecimiento tiene un valor similar al de un día. Y dependiendo de su impacto, su posibilidad de repetición. Sin embargo, tarde o temprano la información pierde su valor.
El flujo constante de información no deja tiempo para la reflexión, el tiempo es “informacionalizado”, y la reflexión se convierte en “Tolerancia Productiva”. Recordemos por un momento la descripción del “nuevo poder”, que abordamos en la primera parte. Este poder vuelve a la crítica productiva para sí. Una respuesta a este efecto podemos relacionarla con la manera en que el valor de la información ha cambiado. “Hace estallar y margina en parte el par valor de cambio/valor de uso. En su lugar hay un plano inmanente de redes de actores: de humanos y no-humanos, objetos culturales y objetos materiales, que en general están desarraigados y no vuelven necesariamente a arraigarse. (…) La información está desarraigada”[8]. La crítica es “informacionalizada”. La información y la crítica, se vuelven productivas para el poder, “el capital la[s] recaptura para una nueva mercantilización”[9]. Acá encontramos una estrecha relación entre la visión de Mercedes Bunz y Scott Lash. En la sociedad de la información se pasa constante y aceleradamente, de un orden a un desorden y luego a un nuevo orden, vale decir, a la lógica de la repetición. Surge aquí la pregunta por la crítica de la información. Si la crítica ha cambiado, ¿Qué ha pasado con la crítica de la información? Pues debemos aceptar, primero que todo, que la crítica de la información puede volverse productiva para el poder. Y es desde dentro de la “informacionalización”, desde donde tiene que ser pensada. Hoy en día, la crítica de la información tiene que estar al nivel de la urgencia de la “informacionalización”. Así como la utopía es pensada desde la copia idéntica digital, por ejemplo.
b) In-formación: “Aparatos remotos culturales”/ Formas tecnológicas de vida
Señor Burns
“Se como cambiar la forma en que el público piensa de mi.
Compraré todos los medios de difusión. ¡Tráigame mi chequera!”[10]
Como hemos afirmado con anterioridad el soporte de la información es la tecnología. En este sentido, los individuos -no es novedad- han empezado a descubrir el mundo a través de diversos formatos tecnológicos. El “ser-en-el-mundo” tiene ahora una interfaz entre los individuos y su medio ambiente, una interfaz tecnológica. La cultura suele relacionar a los individuos con su medio ambiente, pero con la interfaz mencionada, la cultura misma se vuelve tecnológica. La cultura es “informacionalizada”, por tanto, las formas tecnológicas de vida se dan a distancia – aquellas formas de vida culturales y tecnológicas. Por tanto, si existe una cultura tecnológica podemos hablar de formas tecnológicas de vida – los individuos que componen dicha cultura. En las culturas tecnológicas lo cotidiano y lo contingente es la regla, prueba de ello es la noticia como mero acontecimiento y la creación de una parrilla programática de televisión que se ajusta al “día a día”[11]. La cultura tecnológica tiene una clara falta de “trascendentales”. Prueba de ello es el decreto del “fin de las utopías” y la aceptación pasiva por parte de la gente, de numerosas injusticias a nivel mundial. En parte se debe a la apertura de la política y la división de los nuevos movimientos sociales, transformados en “focos de resistencia”, sin una idea trascendental que potencia sus posibilidades. Y aquí recordemos a la reflexión y la falta de tiempo para ejercerla, al menos esto fue lo que hemos dicho. La reflexión nos permitía distinguir dos esferas, el conocimiento y la práctica; si se prefiere, teoría y praxis. A través de la reflexión podíamos pensar en la relación entre el conocimiento y la práctica. En la cultura tecnológica la teoría está en la práctica, está en la tolerancia productiva. La esfera del conocimiento ya no reflexiona sobre la esfera de la práctica, ahora la práctica es el conocimiento. En la cultura tecnológica, la reflexión “presume una fusión de la teoría y la práctica. (…) En la cultura tecnológica, la reflexividad se convierte en práctica: se convierte en comunicación”[12]. Los individuos producían sentido para sí mismos, a través de la conciencia y la relación con los trascendentales que de ella se depuraban, reflexionando para ello. Hoy en día, no hay una falta de sentido, el sentido es producido, no para uno mismo, sino para otros – recordemos el mundo es el sentido. No se reflexiona sobre el sentido, solamente se comunica, el sentido circula por todos lados de manera dispersa, el sentido es comunicación. “La creación de sentido o el conocimiento es la glosa, el comentario de actividades cotidianas, y resulta inseparable de ellas”[13]. Y recordemos lo contingente y lo cotidiano, lo empírico, es la regla.
Escrito por Rodrigo Díaz.
[1] Capítulo de la serie animada, “Los Simpsons”, titulado “Noticias Engañosas”, es el número 22 de la quinceava temporada. En él el “Señor Burns” compra todos los medios de comunicación excepto uno, el que ha creado Lisa Simpson, siendo el único medio “libre”. Se relatan la peripecias de la lucha mediática entre Lisa Simpson y el Señor Burns. Katherine Graham, fue presidenta de compañía editora del “Washington Post”, Newsweek, entre otros.
[2] Ver análisis a “Encuesta WIP”.
[3] Aun si parece demasiado pretencioso hablar de la “era digital”, o la “era de la información”, el término “era” indica la importancia de lo digital. Nos guste o no, lo hayamos deseado o no, lo digital llegó para quedarse.
[4] Lash, Scott, “Crítica de la información”, Pág., 22, “Amorrortu Editores”, Buenos Aires, Argentina, 2005.
[5] Ibidem, Pág., 22.
[6] Ibidem, Pág., 23.
[7] Ibidem, Pág., 26.
[8] Ibidem, Pág., 34.
[9] Ibidem, Pág., 25.
[10] Capítulo de la serie animada, “Los Simpsons”, titulado “Noticias Engañosas”, es el número 22 de la quinceava temporada.
[11] Como la televisión empieza en las mañanas con noticias, luego matinales, entre medio de ellos más noticias, programas de farándula, luego noticias, novelas y programas juveniles, entre medio de ello más noticias, programas de entretención en la noche y finalmente, más noticias. El último informativo noticioso resume las “noticias del día, y en ocasiones recuerda noticias en la fecha que corresponde.”
[12] Ibidem, Pág., 46.
[13] Ibidem, Pág., 46.
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