Hoy, día nacional del cine, fui a ver el promocionado film de Pato Guzmán que lleva por nombre: “Salvador Allende”. Debo reconocer que tenía ciertos pre-juicios hacia éste. En fin. Lo vi. Y ahora escribo sobre aquel período. Lo invito –señor lector- a situarnos en el año 1970, año en que la Unidad Popular llegaba al poder en la República de Chile, gracias a la “victoria” obtenida por Salvador Allende en las elecciones presidenciales. Hecho de suma relevancia histórica, ya que por primera vez un político socialista llegaba al poder por vía democrática y constitucional. De esta forma, se daba un paso importante hacia la conformación de un Chile socialista (con empanada y vino tinto, por cierto), que no llegó a puerto. De 1970 a 1973 Chile fue blanco del boicot norteamericano (con Nixon a la “cabeza”), país que apoyaba a las fuerzas “sediciosas” de la derecha política chilena.
Llegó el 11 de Septiembre de 1973, donde las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile, se toman el poder, como sólo ellos saben hacerlo: destruyendo, restringiendo las libertades individuales y colectivas y, por cierto, aterrorizando a la población civil. Los cuatro “gorilas” (como eran denominados por la oposición y que no eran, precisamente, estadistas) se instalan en el gobierno con el objetivo de terminar con el cáncer marxista que se había instaurado –por influencia extranjera- en nuestro país. Ese enemigo externo e interno, a la vez. Fue así como mediante la eliminación de la libertad de prensa, las violaciones a los derechos humanos y el terror sembrado en esta “larga y angosta franja de tierra”, empiezan a correr los interminables diecisiete años de dictadura. Sí, de dictadura y no de gobierno militar.
En un ensayo que escribí cuando estaba en primer año de Universidad, expuse la idea de que la dictadura militar nunca ha dejado de abandonarnos. Por más que se intente “dar vuelta la página” la marca indeleble de aquel período de la historia de Chile, sigue presente en nuestra constitución, en nuestro sistema económico y en la impunidad de las Fuerzas Armadas y de Orden.
La verdad es que el documental me dejó pensando en la resistencia que el pueblo debería haber puesto ante la embestida golpista. Varios testimonios planteaban el error cometido de no haber defendido al gobierno popular, sin embargo también sostenían que no se podía hacer frente al poder militar; no se podía parar a los militares con palos de coligüe, además que el Presidente había llamado a hacer frente (esperar) en los lugares de trabajo, en los cordones industriales... la fuerza de los militares era imparable. Estaban listos y dispuestos para tomarse el poder, para tomarse el gobierno...esa situación era inminente, se sabía lo que iba a suceder, pero no se sabía lo cruenta que iba a ser la dictadura. Por otra parte, me llamó profundamente la atención la mirada nostálgica e idealizada –tal vez- de quienes vivieron esa época. Eso es precisamente lo que me conmueve. “Esos años fueron maravillosos”, aunque se tenían que hacer interminables colas (debido al acaparamiento derechista) para obtener alimentos básicos, pero aun así, eran maravillosos. Creo que este sentimiento se debe a la finalidad que tenía la vida de tantos que participaron en ese proceso (de la UP), la vida tenía un sentido y un fin y, por cierto, habían medios con los cuales conquistar dicho fin. Los ideales estaban presentes en cada una de las almas que lucharon por la consecución de un Chile socialista y democrático. Actualmente, se pueden hacer cientos y miles de críticas, pero no se puede des-conocer el sentido que se encontraba presente en el pueblo, en el pueblo de izquierda. Esos años fueron maravillosos...
2 comentarios:
Quedo buenisimo, muy bien, bebe.
Gran pega, les seguire con el comentario de: "actores secundarios"
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